El término “niebla” se utiliza cuando las gotitas microscópicas en suspensión en la atmosfera reducen la visibilidad horizontal en superficie a menos de 1 km, mientras que la “neblina” se utiliza cuando las gotitas reducen la visibilidad horizontal pero a mas de 1 km. En la práctica, neblina se considera un sinónimo de “niebla ligera”. El uso del término esmog (combinación de los términos en inglés smoke y fog) está ampliamente extendido para referirse a las condiciones en las que concurren la niebla y la elevada contaminación del aire y se producen reacciones químicas entre las gotitas de niebla y los distintos contaminantes.
La reducción de la visibilidad depende de la estructura de la niebla, y especialmente de la densidad numérica y la distribución del tamaño de las gotitas de agua. Esta estructura puede variar en gran medida en el tiempo y el espacio. Cuando hay niebla, normalmente la sensación es de aire húmedo o mojado. Las gotitas de niebla individuales, cuando están iluminadas, a menudo son visibles a simple vista y se encuentran en movimiento de manera algo turbulenta.
La niebla forma un velo blanquecino que cubre el paisaje, mientras que la neblina normalmente consiste en un velo delgado y grisáceo. La niebla mezclada con polvo o humo puede adoptar una coloración tenue.